Día Mundial del Cerebro: la importancia de la prevención en el cuidado de la salud cerebral
Es clave para una vida en plenitud. Cada acción que realizamos, desde comunicarnos hasta tomar decisiones o las características de nuestra personalidad están relacionadas con la salud del cerebro.
Según la World Federation of Neurology (WFN por su sigla en inglés), las enfermedades cerebrales −como la demencia y los accidentes cerebrovasculares− son la segunda causa de muerte a nivel mundial.
Cada 22 de julio se conmemora el Día Mundial del Cerebro.
"Cuidar de nuestra salud cerebral es esencial para mantener una calidad de vida óptima a medida que envejecemos. Al adoptar un estilo de vida saludable desde la infancia y tomar medidas preventivas, se puede reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares y promover un envejecimiento saludable del cerebro", resaltó la doctora Virginia Pujol Lereis, subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni.
Para mantener el cerebro saludable, Pujol Lereis comparte algunas claves a tener en cuenta:
• Mantener una dieta equilibrada: incluir frutas y verduras frescas, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables como las que se encuentran en el pescado y las nueces. Limitar el consumo de grasas saturadas, alimentos procesados y azúcares refinados.
• Mantener un peso saludable: el sobrepeso aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo los accidentes cerebrovasculares. Mantener un peso adecuado a través de una dieta balanceada y ejercicio regular puede reducir significativamente ese riesgo.
• Controlar la presión arterial y los niveles de colesterol: realizar chequeos médicos regulares y seguir las indicaciones del médico para mantener estos valores bajo control dentro de los objetivos individualizados para cada persona.
• Evitar el consumo de tabaco y el abuso de alcohol: fumar y beber en exceso son factores de riesgo reconocidos para la salud cerebral
• Hacer actividad física de modo regular: no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también beneficia al cerebro. Lo recomendable es realizar ejercicio aeróbico −como caminar, correr o nadar− al menos 30 minutos al día, cinco días a la semana.
• Mejorar el descanso nocturno y controlar el estrés: el sueño adecuado es vital para la función cerebral óptima. Es aconsejable buscar herramientas para manejar el estrés, como practicar técnicas de relajación, meditación o actividades que se disfruten.
• Mantener la mente activa: esto puede ayudar a fortalecer las conexiones cerebrales y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Es importante estimular el cerebro participando en actividades intelectuales y desafiantes. Leer libros, resolver rompecabezas, aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical son ejemplos de ello.
• Socializar regularmente: el aislamiento social está asociado con un mayor riesgo de demencia. Hay que promover los lazos sociales significativos con amigos, familiares y la comunidad. Para ello, la sugerencia es participar en actividades sociales, unirse a grupos de interés o realizar actividades de voluntariado.
De acuerdo con datos obtenidos de los estudios SIFHON y EstEPA realizados por Fleni, en Argentina se registran entre 40.000 y 60.000 ACV por año, así como cerca de 18.000 muertes asociadas a esta enfermedad.
Además, se estima que cerca de 340.000 personas (el 2% de la población adulta de Argentina) viven con secuelas de un ACV. “La enfermedad cerebrovascular no solo es más frecuente de lo que creemos, sino que también es una de las principales causas de discapacidad y demencia en el mundo. Frente a esta realidad debemos recordar que también es una enfermedad potencialmente prevenible.
El 90% del riesgo de un ACV depende de 10 factores de riesgo sobre los que podemos actuar”, destaca la Dra. Pujol Lereis. Una revisión de los pacientes internado en Fleni por un ACV mostró que casi el 80% tenían factores de riesgo no correctamente tratados antes del evento, lo que significa que podrían haber sido potencialmente prevenibles.
Es de suma importancia mantener las funciones cognitivas a través de acciones que desafíen lo que ya se conoce: “Puede ser aprender un idioma, hacer una actividad física que nos ayude con la coordinación y el equilibrio como bailar, y hasta cambiar rutinas como cepillarse los dientes con la mano que no es hábil. Todo lo que implique un reto será un gran estímulo para mantener las funciones cognitivas”, concluyó Pujol Lereis.